El maletín encifrado

Sobre los cambios en las campañas de marketing directo

Decir a estas alturas que la revolución digital ha llegado nos queda ya muy atrás; suena anticuado, incluso. Que no nos pille de nuevas la intrusión -porque hablamos de una intrusión al fin y al cabo, algo que se ha colado en nuestras vidas a todos los niveles y casi sin pedir permiso- no hace que sea menos lícito, sin embargo, pararse a reflexionar qué impacto ha generado en todos nosotros.

En el ámbito de la publicidad, ya para ser más concisos, hablamos de una incidencia mayúscula. Y es que, ¿cómo no iba a afectarnos? Ya como seres particulares hemos abrazado esta nueva corriente tecnológica y la hemos incorporado a nuestras rutinas de manera natural; hemos cambiado, nos ha cambiado. Y por el camino se ha alterado también nuestra forma de consumir, de comunicarnos con las marcas e incluso la manera en cómo nos gusta recibir publicidad.

De cómo nuestra manera de consumir ha cambiado

El consumidor actual es más exigente en cuanto al qué, al cómo y al cuándo, casi esperando que sean las propias marcas las que adapten su mensaje a sus necesidades y preferencias. Como consumidores queremos sentirnos especiales, únicos y nuestra experiencia hace que ya no sea tan fácil que nos vendan algo. El listón está más arriba que nunca y las empresas lo saben a la hora de comunicar su mensaje y de planear su estrategia publicitaria.

En definitiva, las reglas han cambiado. Nuestros clientes, o al menos el target al que queramos dirigirnos, quiere sentirse especial, quiere algo diferente. ¿Cómo ser capaces de ir más allá?

Apostar por lo original, por aquello que se sale de lo establecido, de lo normativo, parece el camino correcto. Y así hemos querido hacer en una de las últimas campañas diseñadas para Chocolates Torras, de la que hoy queremos contaros más, que yo he venido aquí a hablar de mi libro.

Acción de marketing directo: el maletín encifrado

Para añadir contexto al asunto: se trataba de orquestar una campaña de marketing directo dirigida exclusivamente a los jefes de compra de algunas cadenas de supermercados. El propósito era éste, el de conseguir llamar la atención de este público concreto y lograr, además, generar una reacción. Si lo analizamos desde el marco teórico, el propósito es el mismo que persigue cualquier acción de marketing directo.

En cualquier caso, buscábamos algo llamativo, específicamente creado para este target  y efectivo, efectivo sobre todo. Pues dicho y hecho: Un maletín cerrado con clave, unas instrucciones sencillas pero muy concisas y una grata sorpresa para todo aquel que consiguiera abrirlo.

En el interior, el premio: lo mejor que se ha creado en el departamento de I+D de Chocolates Torras, los productos más preciados, lo más importante. De ahí nacía torrasinnova.com, espacio web desarrollado a su vez por Colillas Branding y medio a través del que el propietario del maletín conseguiría hacerse con su botín -de seguirse correctamente las instrucciones, está claro-.

El resultado gustó tanto a clientes como a los protagonistas de la acción. Y al equipo también, pues no todos los días nos sentimos un poco como en una película de espías.

 

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