Palabras como briefing, landing page, teaser o engagement forman parte del día a día de nuestra agencia. Y probablemente también del día a día de cualquier otra agencia de publicidad. ¡Cómo nos gustan los anglicismos a los publicistas! Y aunque estamos muy familiarizados a sumar anglicismos a nuestro acervo académico y también a nuestros mails, sabemos que es algo que puede sacar de quicio muy fácilmente a quienes este tipo de palabras les suenen a chino. Dejadnos no obstante romper una lanza a nuestro favor: no siempre es postureo (a veces sí), se trata más bien de la comodidad que supone usar una palabra para la que en castellano no encontramos traducción.
Sea como fuere, hoy queremos inaugurar nuestro particular lexicón; una recopilación de palabras habituales en el mundo de la publicidad/comunicación/social media y con las que os daremos también algunos tips muy útiles (Tips. Lo veis, es que no podemos evitarlo). El caso es que hoy inauguramos lexicón y lo hacemos con la palabra “Naming”, ¿qué significa?
La importancia del naming
El Naming hace referencia al proceso mediante el cual se decide qué nombre tendrá una marca. Ni que decir tiene que no se trata ni de un proceso sencillo ni de una tarea aleatoria. Y es que, aunque a priori pueda pensarse que la decisión de bautizar a una empresa con un nombre u otro es algo puramente creativo, nada más lejos de lo contrario; aunque la creatividad es importante, en muchas ocasiones hablamos de un proceso muy muy pensado y en el que la lógica y el conocimiento de la empresa/servicio, así como lo que evoca, ha tenido muchísimo que ver. En resumidas cuentas: no es algo aleatorio, se siguen unas reglas.
De hecho existen categorías de nombres. Por lo general, hablamos de nombres que pueden ser descriptivos (Toys’r’us), de acrónimos (HTC), de nombres abstractos o inventados (Twitter), de neologismos (Movistar, Movil + Star) o de nombres puestos en honor del fundador (Louis Vuitton).
Reglas para saber si hemos cogido un buen nombre de marca
Y sobre cómo saber si el naming seleccionado es o no el más correcto, he aquí algunas pistas que podrían ayudarnos, en forma de preguntas: ¿Se diferencia de la competencia o se parece a otra marca ya existente y muy conocida? ¿Suena bien cuando lo decimos en voz alta o nos cuesta pronunciarlo? ¿Es fácil de recordar, tiene gancho? ¿Expresa o demuestra a qué se dedica tu marca, se ajusta a su personalidad? ¿Suena igual que se escribe? ¿Tiene un aspecto bonito cuando lo leemos? Todas estas preguntas guardan relación con algunas características que, por lo general, debería tener un buen nombre, tales como distinción, sonoridad, expresión o apariencia.
Pero sobre todo, debe ser registrable. Es más, comprobar la viabilidad legal y la disponibilidad del dominio debería ser uno de los primeros pasos (¡nunca el último!).
Y sobre el proceso de creación, ¿sabéis que en Colillas Branding todo el equipo se implica cuando se trata de buscar un nombre para una empresa, o marca? Acostumbramos a colocar un tablón en una sala común, con rotuladores y post-its y vamos anotando ideas, en una especie de brainstorming conjunto en el que todo el mundo juega. Porque nunca se sabe ni cuándo puede venir la inspiración ni por dónde.